Integrada por mujeres, las dulceras son parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena (Agricultura Familiar). Elaboran dulces, conservas, licores, entre otros. Principalmente, a partir de frutas y verduras de estación del Delta del Paraná en Tigre.
No obstante, este fin de semana el grupo organizó un encuentro para presentar las mejoras realizadas en la sala de elaboración. Representantes de instituciones públicas,organizaciones de la sociedad civil, distintos organismos técnicos y productores conversaron con el grupo sobre los desafíos en torno al agregado de valor en su producción.
Durante la jornada, también se hicieron presentes el Consejo Asesor Permanente Isleño, el Municipio de Tigre, el área de Agricultura Familiar de SENASA , el Instituto Nacional de Alimentos de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, el Movimiento Nacional Campesino Indígena Vía Campesina, representantes de comercializadoras y productores del Delta.Las ‘Dulceras Del Río’ conversaron con el grupo sobre los desafíos en torno al agregado de valor en su producción. A su vez, se visitó la sala de elaboración que se realizó a través de un proyecto Especial del programa ProHuerta (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación / INTA).
“Creo que ahora sabemos que las instituciones tenemos que estar todas juntas y tenemos que tratar de armar cuerpos colectivos para que los proyectos salgan adelante. Cuando lo vemos, lo pensamos y lo sentimos, podemos lograr mejores resultados. Hoy la mirada de todos está puesta en ver cómo hacemos para que estos productos tengan el agregado de valor suficiente y entre nosotros dividirnos para el que tenga esa capacidad se la pueda brindar, para que les permita formalizar los canales de comercialización, para lograr mayor producción, comercializar localmente. Un capítulo especial a las mujeres que creo que, en cada lugar que nos toca habitar, empujamos y golpeamos puertas”, señaló Escala.
Las productoras recordaron su experiencia y los avances que tuvieron desde que se iniciaron, “Nos convoca no solo el trabajo sino el encuentro que nos fortalece, el trabajo cooperativo nos atraviesa. Revolviendo ollas, removemos un montón de cosas que nos contienen y nos sostienen. Esa es nuestra esencia” comentó Cecilia, dulcera del río. La experiencia surgió con el trabajo de seis familias del Delta que comenzaron a reunirse a partir de la necesidad de generar trabajo digno para sostenerse, volviendo colectiva una actividad que realizaban individualmente. En su inicio, el proceso fue acompañado por el Movimiento Nacional Campesino Indígena de Argentina y liderado por el compromiso de las mujeres que participan del proceso agregado de valor.
El grupo de las productoras se fortalece con cada desafío nuevo que emprenden. Primero trabajaron y se capacitaron para organizar la producción de dulces y conservas. Luego comenzaron a comercializar sus productos en distintos espacios y a través de comercializadoras de la economía social.
Junto con los técnicos de la Agencia de Extensión Delta Frontal presentaron el Proyecto Especial de ProHuerta para el equipamiento y el armado de sala de elaboración. Actualmente impulsan, junto a distintas instituciones y organizaciones de productores, el proyecto para la creación de “Pequeñas unidades productivas alimenticias” (PUPAs) que permitirá habilitar espacios productivos a pequeña escala para la elaboración de alimentos. “Como objetivo ahora nos proponemos armar una mesa de trabajo interinstitucional para avanzar en la habilitación y registro de los establecimientos de elaboración de alimentos”, explicó Gabriel Giuliano, técnico de la Agencia de Extensión Delta Frontal.
El espacio de intercambio unió lazos, cultura, innovación, entusiasmo y, por qué no, alegría. Desde la DNATyE se continuará con estos encuentros en la diversidad para promover políticas públicas que ayuden a los productores familiares argentinos.
