El asesinato del colectivero Pablo Flores, el jueves a la noche conmocionó una vez más la realidad de ciento de trabajadores, compañeros de este rubro que volvieron a salir a la calle, inundados de tristeza por esta triste perdida y a su vez a dar a conocer el abandono que sufren en las calles y que está a merced de los violentos y delincuentes.
Luego de la muerte del joven Leandro Alcaraz, hace dos años atrás en Virrey del Pino en una discusión por la tarjeta SUBE con su agresor, la vida de un colectivero en el conurbano bonaerense ya no fue la misma, ya que sentir la violencia solo por un simple pedazo de plástico y que eso se lleve una vida inundó de miedo e inseguridad a estos trabajadores del transporte.
«Después de lo que pasó con Leandro nos decíamos, si a él lo mataron por una SUBE, ¿que nos espera después? fue como un quiebre en muchos de nosotros, pensar en volver a casa y ponerte mal porque no sabes que te va a pasar si va a venir un loquito a romperte la mano, los vidrios, o si viene un chorro a matarte, y hoy lo de Pablo fue lo que nos derrumbó, ya es algo que no podemos tolerar más» explicó Sergio quebrado en su voz.
Tras la muerte de Leandro, el poder político de turno había prometido la instalación de cámaras de seguridad en los colectivos, pero la realidad actual muestra que en muchas líneas aún no hay estos elementos, «suponemos que el monitoreo de las cámaras que puso provincia lo tiene la central de policía de puente 12 (La Matanza) queremos creer que de allá nos monitorean, porque nunca sabemos que pasa con esto, para nosotros no funcionan, estan de adorno» destacaron.
A su vez, Marcelo, delegado de los choferes, enfatizó «tienen que tratar de darnos una solución, de una vez por todas, nosotros primero vamos a ver el planteo que nos hace Berni (se reunen el lunes) y veremos si retomamos a nuestras tareas habituales, porque ya ha pasado en varias ocasiones que tuvimos compañeros lastimados y queremos que nos den todas la garantías, porque las propuestas que en su momento trataron de llevar adelante o que planteaban alguna solución nunca se cumplió».
Cabe destacar que horas antes de la muerte de Pablo Flores en Virrey del Pino se había conocido que a otro colectivero en Pilar en un intento de robo le cortaron un dedo, «te cortan, te lastiman, te putean por nada, y te matan, que se yo, hoy vuelvo a mi casa triste por la pérdida de mi compañero, pero después la sensación de abandono que te queda solo por llevar el mango a tu casa llevando y trayendo personas es terrible, porque nos pueden poner miles de cámaras ¿pero que haces si un loco porque si te pega tres tiros?, nadie se planteó que la calle esta violenta, muy violenta, y nosotros estamos mil veces más expuestos que otro trabajador, es triste esta realidad, es triste estar esperando jubilarme porque siento que si me jubilo me voy a salvar, es feo sentir eso» concluyó Sergio.
