El partido de Pilar, precisamente la localidad de Del Viso, protagonizó un acontecimiento digno de trascender los límites geográficos de su región. ¿Qué pasó? Los alumnos de 7° año de la Secundaria Técnica 3 elaboraron una prótesis, que luego concedieron a una mujer de Tierras Altas (Malvinas Argentinas). Un ejemplo más de que conocimiento y solidaridad pueden ir de la mano.
¿Cómo germinó esta bella historia? Cristina, quien tiene su brazo amputado, le solicitó ayuda a la Fundación Atomic Lab que se encarga de brindar prótesis gratuitas a quienes las necesitan. En ese momento, dicha institución -que tiene “embajadores” que se anotan para colaborar- debía seleccionar un establecimiento para que realizara el trabajo y ahí fue que escogió a la escuela mencionada.
Los alumnos de la Técnica 3 pusieron manos a la obra de inmediato. Con las especificaciones de las piezas, los chicos comenzaron el proceso utilizando las dos impresoras 3D que actualmente tiene el colegio. Una vez que recibieron el modelo solicitado, se imprimieron las piezas por separado y se trabajó en el ajuste a la escala necesaria. Por último, se realizó el ensamblado.
“Hacer algo tan funcional, que ayuda de manera directa a una persona, es el broche de oro de cualquier actividad escolar. Algunos resaltan los aspectos negativos de los adolescentes y la verdad es que en muchos casos demuestran un compromiso increíble. El brazo ortopédico lo entregamos después de hora, justo el viernes que empezaba el receso, y sin embargo los chicos estaban contentos de estar ahí. Fue una sensación buenísima y una experiencia inolvidable”, cuenta Ariel Pérez, profesor a cargo del proyecto, y enseguida agrega: “A veces los alumnos te consultan para qué sirven determinadas cosas que se les enseña. Estos casos ayudan a demostrarles que los conocimientos que ellos incorporan pueden ser muy útiles”.
Cristina ya tenía otra prótesis, pero le provocaba dolor y por ese motivo esperaba ansiosa la nueva. Sí, la que hicieron los estudiantes de Del Viso. Tras varias pruebas y correcciones, todo llegó a un desenlace feliz.
Más que feliz, en realidad. Los chicos andan orgullosos con su obra (compleja y solidaria en dosis equivalentes) y Cristina mejoró de forma considerable su calidad de vida.
