Durante estos días se lleva a cabo el programa de «Acompañamiento a las Trayectorias y la Vinculación» (ATR) en la provincia de Buenos Aires, el cual busca que alumnos que no tienen acceso a internet y a dispositivos móviles puedan retomar las actividades escolares acompañados de un tutor, que es un docente.
Cada uno de estos trabajadores, llega a los domicilios de los alumnos y brinda los contenidos necesarios, los cuales no tuvieron llegada por medio de las clases online. Es por eso que David Maidana, docente de zona sur del conurbano decidió contar su experiencia en este tipo de programas.
«Desde hace varios años trabajo en programas educativos precarizados, primero en FINES, luego en PIEDAS y ahora en ATR, que es una nueva modalidad educativa con docentes a todo terreno y que profundiza la precarización laboral de los trabajadores de la educacion, con salarios de indigencia que van desde los 8 mil a 15 mil pesos mensuales e incluso a muchos compañeros les niegan la sindicalización y tenemos que bancar hasta las fotocopias de nuestro propio bolsillo» expresó David en sus redes sociales, mostrando una foto de como se viste cada día de trabajo.
Dentro de las anécdotas que deja este tipo de experiencia, el docente relató «la situacion social es tan terrible que el día viernes mientras realizaba una visita para «revincular» a unos estudiantes, su abuela se me acerco y me pregunto con mucha preocupación: ¿Si sabía que día iban a entregar la mercadería en la escuela? Porque aun no sabia nada y que a pesar de ser muy poca a ellos les sirve porque tienen que alimentar a varios niños que tienen a cargo y no les alcanza. Con mucha rabia y bronca y sin ningun peso en el bolsillo no pude darle muchas respuestas en ese momento y solo le pude pasar un numero de celular para que pueda consultar».
Tras la cruda realidad que contó cuando el alimento falta en una familia, el docente destacó, «y mientras a nosotros los voceros locales del gobierno con la complicidad de las direcciones sindicales nos repiten como un mantra que los docentes de ATR tenemos que poner «el corazón», hacerlo por «convicción», «que la patria nos necesita» y que tenemos «el deber de acercar las escuelas a las casas» pero la realidad es que con las convicciones y con frases decoradas no podes comprar comida en el supermercado, ni tampoco pagar los servicios y menos aun las familias pueden garantizarles un plato de comida a sus hijos o pagar el alquiler para no terminar en la calle o en una toma como las familias de Guernica y correr el riesgo de que te desalojen o incluso comprar dispositivos o pagar el WIFI para que los pibes estudien en las condiciones que corresponden».
«A lo único que nosotros tenemos que ponerle el corazón es para organizarnos y pelear para terminar con esta terrible realidad y darlo vuelta todo para que no haya ninguna familia que pase hambre o que este en la calle, para que no haya trabajadoros desocupados o trabajadores sin derechos laborales» concluyó el docente, narrando que en esta situación economica que vive actualmente el país, la continuidad pedagogica en una casa puede quedar en segundo plano cuando falta un plato de comida en la mesa.
