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Lanús: Muchas historias, 12 mujeres

Las Magníficas se conocieron en la UNLA cursando talleres de escritura. La vida las convirtió en amigas y las llevó a cumplir un mismo deseo: publicar un libro con historias escritas por ellas a partir de experiencias vividas. En pandemia, el desafío fue aprender a utilizar la tecnología para acortar distancias y seguir compartiendo sueños. En esta entrevista, Laura Ramírez y Alicia Suárez hablan sobre su trabajo y la adaptación ante el aislamiento social.

Las Magníficas se conocieron en la UNLA, afianzaron su amistad allí y en el hogar de cada una que abría sus puertas para recibir a las otras. Concretaron un sueño en la Biblioteca Alberdi, de Remedios de Escalada. La historia de estas mujeres puede definirse con una palabra:

Superación. Ya de grandes, decidieron ir a la universidad y superar los miedos de volver al aula, de enfrentarse a otras personas luego de muchos años de no leer en público o realizar tareas grupales; y en pandemia lograron superar la barrera del aislamiento investigando nuevas formas de comunicarse y adaptándose a las nuevas tecnologías para continuar con sus proyectos. Así es como hoy la mesa de la biblioteca es reemplazada por el Zoom, para que todo siga funcionando, ya sin los abrazos ni juegos, pero siempre con la esperanza de volver a ese lugar que tantas alegrías les dio.

En esta entrevista, Laura Ramírez y Alicia Suárez cuentan cómo llegaron a conocerse y cómo viven el hoy, en un contexto en donde todas las personas se vieron obligadas a modificar sus actividades para no perderlas.

“Las Magníficas” nació en la Biblioteca Alberdi, espacio al que asistían antes de que se desate la pandemia. ¿Qué pasó cuando tuvieron que dejar de ir?

Laura: Siempre tuvimos ganas de escribir un libro y no se daban las condiciones porque a veces pedían muchos requisitos. Fuimos a la escuela de arte (de la Municipalidad de Lanús) y ahí también quisimos ver si podíamos hacer un libro pero los costos no lo permitían. Al año siguiente decidimos que lo íbamos a hacer sí o sí y empezamos a buscar.

Conseguimos a un editor que nos hacía precio y nos hacía la cantidad que queríamos. Estuvimos hablando con Ediciones Doradas, conocimos al dueño, Edgar Baigorria, y él encantado dijo que lo iba a hacer, que no nos hagamos problema por la plata y que podíamos ir pagándolo. Nos pusimos en campaña, primero a elegir los cuentos. Ahí entonces fuimos a la Biblioteca Alberdi a sacarnos la foto para la tapa del libro y conocimos a las chicas de la biblioteca y decidimos que al año siguiente íbamos a hacer ahí el taller y la presentación del libro. Contratamos a dos tenores y Julio Bazán (periodista) se ofreció a presentarnos el libro. Para nosotras fue muy emocionante, muy lindo. Nos merecíamos el libro y tener esa fiesta que era nuestra.

Alicia: Concurrimos también con Dietrich Aguilar, que es una escritora muy conocida de Lanús y después la biblioteca nos prestó sus instalaciones, donde tuvimos un taller durante dos años con Eliana Giménez. Poco a poco en nuestras reuniones comenzó a surgir la idea de plasmar en un libro todos los cuentos. Tuvimos gran concurrencia en la presentación y gran éxito de venta.

Desde el inicio del aislamiento hasta hoy, muchos aspectos de la vida y muchas actividades cambiaron de formato. ¿Cómo se llevan las Magníficas con esta nueva normalidad y cómo se reinventaron?

Laura: Para nosotras fue al principio como para todo el mundo: decíamos que iban a ser dos semanas o un mes y ya después se pasaba. Pero no se pasó más. Pensamos que iba a ser poco tiempo, pero la realidad no fue esa. Al principio nos hacíamos videollamadas y tratábamos de ver la posibilidad de buscar otra forma de escribir, porque ya veíamos que no íbamos a poder volver a hacer el taller.

La mayoría somos grandes, entonces es como que sabíamos que iba a costar volver este año. Nos fuimos acomodando y tratando de buscar otras maneras de hacer el taller. Primero porque no entendíamos mucho de tecnología, teníamos que adaptarnos al zoom, que no era fácil para todas. Conseguimos una profesora de la UNLA para comenzar un taller de escritura vía Zoom y además una compañera da el taller de lectura, tratamos de leer un libro en el mes y comentarlo por videollamada, porque a veces la conexión no es fácil, todavía luchamos con eso.

¿Qué es lo que más se extraña de juntarse en la biblioteca?

Laura: Lo que más extrañamos es juntarnos, abrazarnos. Somos de abrazarnos mucho, de conversar, de ir a comer, divertirnos, jugar. Hacíamos todo lo que hacés cuando vas al secundario. Nos queremos mucho, somos de hablarnos seguido. Pero lo que más extraño es el contacto físico.

Alicia: Lo que más extraño es el estar. Juntarnos, trabajar en el taller, salir, comer en algún lugar de la zona, reírnos, chusmear y estar juntas. A eso lo extraño con locura.

Las Magníficas fue el inicio, ya que también estaba en planes el segundo libro, ¿pudo concretarse ese proyecto?

Laura: Soñábamos con hacer un segundo libro pero no lo tenemos resuelto. Lo importante fue que hicimos uno y que resume todo lo que vivimos en la UNLA. Fueron muchas cosas, que te acepten, que sos mayor y estás yendo a la facultad, leer en frente de todos…hay que vencer muchos miedos.

Alicia: Es una idea que alguna vez conversamos pero ahí está, colgadita del árbol esperando a madurar cuando podamos volver a estar todas juntas.

¿Consideran este momento como un periodo que favorece a la creatividad a la hora de escribir o al contrario?

Laura: Seguimos escribiendo porque el hecho de que estés más tiempo en tu casa te da más tiempo para escribir. Nunca se deja de escribir ni de leer. Es algo que seguís haciendo. Con esta “normalidad” nuestro único problema es la tecnología, le pedimos ayuda a nuestros hijos, que también están con sus trabajos y nos van enseñando cómo conectarnos, cómo usar el Zoom… pero de a poco nos vamos acomodando.

Alicia: Entiendo que este es un momento muy difícil y sobrellevarlo para algunas de las magníficas es más difícil que para otras. Alguna se tuvo que mudar porque sus hijos estaban en Tandil y allá estaba más acompañada, otras son muy mayores y no saben cómo entretenerse.

Cada una hace lo que alcanza a hacer en el día, tratando de poner la mejor onda. Yendo un poco a la vida cotidiana, algunas de ustedes forman parte del grupo de riesgo,

¿Cómo llevan el día a día con respecto a los cuidados?

Laura: En el grupo todas somos factor de riesgo en el sentido de que todas podemos contagiarnos, pero yo no tengo patologías. Hay chicas que sí y hay que cuidarlas más porque no queremos que les pase nada, son como de la familia.

Alicia: Yo formo parte del grupo de riesgo así que he respetado el encierro pero me entretengo mucho. Leo, escribo, juego en internet. Además soy narradora así que preparo cuentos, hago talleres de narración y escritura por Zoom, pinto madera. Pero extraño mis clases presenciales de pintura y de yoga. La Municipalidad tiene tantas posibilidades que acá estamos, extrañandolas.

¿Qué es lo primero que van a hacer cuando vuelvan a juntarse?

Laura: abrazarlas a todas y divertirnos.

Alicia: Pegarles un buen abrazo para otra vez sentir el calor de que nuestras almas y nuestros cuerpos están juntos para lo que la vida nos depare.

Por Laura Cabrera (Periodista de la Secretaría de Comunicación Social)

 

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