En una entrevista en donde repasamos los comienzos y las experiencias que la marcaron dentro de la profesión, la periodista y vecina de Lanús también habla sobre la “nueva normalidad” que comenzó a construirse a partir del 19 de marzo, cuando la pandemia empezaba a golpear a Argentina.
La podemos ver todas las mañanas en Telenueve a la mañana y forma parte del grupo de trabajadores y trabajadoras esenciales a quienes la pandemia permitió seguir con su labor por considerarla de importancia para toda la comunidad. Pero para llegar a ese hoy, Romina Lachmann primero fue y es vecina lanusense, lugar en donde nació, creció y aún sigue viviendo. En Lanús comenzó a escribir su historia de vida y desde aquí despegó para triunfar en lo que tanto la apasiona.
Lachmann no despega su profesión del hecho de vivir en un barrio y asegura que eso es lo que la mantiene cerca de la gente porque, en definitiva, comparte los mismos problemas. Pero hoy la profesión la ubica en otro lugar: Romina junto a otros y otras periodistas es protagonista de la historia que quedará plasmada a futuro en los libros, ya que es parte de ese grupo de personas que debe salir a la calle para cumplir una función esencial, la de contar esta historia que se construye día a día en un contexto difícil, esa misma que algún día leeremos sabiendo cuál fue su final.
En un momento en donde el Coronavirus ocupa un lugar central en la información sobre salud, economía, cultura y todos los aspectos vinculados a las relaciones sociales, Romina Lachmann contó cómo vivió desde la profesión el inicio de la pandemia y cómo lo vive hoy, a la espera de que todo mejore.
Yendo un poco a cómo fue ese momento en el que dijiste “quiero dedicarme al periodismo”, ¿qué visión tenías en ese momento acerca de la profesión y cuál tenés hoy, ya con una amplia trayectoria?
Desde muy chica me gustó contar historias sobre las personas y a medida que iba creciendo, me iba dando cuenta de que lo que me apasionaba era mostrar la realidad de lo que pasaba. Traté de prepararme estudiando Locución y después Derecho. Mi objetivo era tener un programa de investigación sobre crímenes no resueltos, pero la vida me llevó primero a trabajar como periodista de espectáculos y después de varios años tuve la oportunidad de ingresar al noticiero de Canal 9, primero como cronista y luego como conductora de “Telenueve a la mañana”, con un equipo increíble, con Daniel Navarro y Alejo Rivera. Siento que ese es mi lugar en el mundo, mostrarle a la gente lo que nos pasa. Nací, crecí y sigo viviendo en Lanús, en un barrio como cualquier otro, y eso me hace sentir cerca de la gente porque tenemos los mismos problemas.
A lo largo de todos estos años de carrera, ¿cuál fue esa noticia que diste y que desde lo personal te impactó?
Todo lo que ocurrió antes y después del 21 de diciembre de 2001. En ese entonces trabajaba para América con Guillermo Andino y era periodista de calle. Me tocó estar en el Puente Pueyrredón y en la estación Avellaneda cuando mataron a Kosteki y a Santillán, la crisis económica, la salida de De La Rúa y el “Que se vayan todos”. Me tocó compartir las historias de cientos de argentinos cuyos ahorros quedaron dentro de los bancos, atrapados por el corralito. Sin dudas fue una época de mi vida y de mi profesión que me marcó y aprendí mucho.
Hace algunos meses atrás veíamos de lejos lo que pasaba con el coronavirus en el mundo, nadie sabía qué pasaría en el país pero esperábamos que algo finalmente suceda, ¿cómo viviste ese proceso en el que primero contaste algo que pasaba en el exterior?
En febrero y marzo mostrábamos imágenes donde se veía gente en China y luego en España e Italia con barbijo y con un virus llamado “coronavirus”, que pensábamos que no nos iba a alcanzar. Parecía muy lejano pero cuando nos dimos cuenta estábamos escuchando al Presidente, aquel 19 de marzo, estableciendo la cuarentena y, pocos días después, saliendo a la calle también con tapabocas y aprendiendo medidas de higiene que nunca habíamos pensado en practicar. Primero sentí que estábamos viviendo una película de ciencia ficción, pero ahora ya nos hemos acostumbrado. ¡Hoy ver a una persona sin tapabocas nos llama la atención! Nos cambió la vida para siempre, sobre todo a los más chicos.
En línea con lo anterior, ¿cómo fue contar por primera vez la existencia de casos en el país y luego ir contando el día a día?
Recuerdo que nuestros primeros móviles estaban en Ezeiza, mostrando y contando las historias de los viajeros que llegaban de Europa. Ellos fueron los primeros en contagiarse y morir. Hoy tenemos más de 3.600 casos y 40 muertes diarias, entre ellos conocidos, vecinos del barrio, eso es muy triste porque te toca de cerca; y por otro lado la crisis económica de los que no pueden trabajar.
Lejos de ser una problemática específica de salud física, el coronavirus afectó a la población de diferentes maneras, entre ellas, desde lo anímico, ¿cómo analizás este efecto de la pandemia?
Mi vida no cambió demasiado. Yo sigo trabajando y mi marido también, mis horarios siguen siendo los mismos y las responsabilidades también. Nuestro cambio tiene que ver con mi hija y sus clases virtuales, pero reconozco que a muchos les ha cambiado la vida: no salir, no poder trabajar, no poder estar con la familia o con los afectos. Se hace muy duro, sobre todo cuando ya han pasado cuatro meses y no hay una fecha cierta sobre la vacuna.
Se habla mucho de una “nueva normalidad” luego del Covid, muchas personas creen que ya no será lo mismo, ¿qué considerás que va a cambiar?
Yo también creo que por mucho tiempo nada será igual, será una nueva normalidad. Nos va a costar volver a besarnos y abrazarnos, a compartir el mate. Ojalá que la vacuna llegue pronto.
Ping Pong
Un Barrio: Donde nací y crecí, Villa Industriales.
Un Recuerdo: La calesita del Parque UDABE.
Una Pizzería: Aniello.
Un Equipo: ¡Lanús, obvio!
Por Laura Cabrera (Periodista de la Secretaría de Comunicación Social)
