La visita se dio ayer cuando, cuando arribo a la plaza central del distrito Hebe de Bonafini jefa de la organización Madres de Plaza de Mayo en el lugar donde estuvo emplazado el busto del ex presidente Nestor Kirchner.
Junto a ella estuvieron el concejal de Unidad Ciudadana, Hernán Sabbatella, entre otros dirigentes kirchneristas del distrito. Allí, colocaron flores e insignias para recordar al ex presidente,y Hebe enfatizó «tanto nos dio Néstor, tanto le debemos. Cada cosa que hacen contra Néstor abren miles de corazones».
«Tagliaferro no esperó ni 24 horas para sacarlo luego de que la mayoría automática de Cambiemos aprobara su proyecto. Pero no cuentan con el amor de millones de argentinos y argentinas que de manera espontánea y a pesar de que el municipio las manda a sacar, llenaron de flores y carteles el lugar» añadió Sabbatella.
Cabe destacar que redes sociales se viralizo un vídeo donde militantes denunciaron que este fin de semana no pudieron colocar flores en el lugar donde estuvo el busto por la custodia policial que se encontraba en la plaza.
LA CONTRADICCIÓN SOLO ES APARENTE
Que de la plaza de Morón retiren el busto de Kirchner y dejen los de Perón y Evita pone en claro una vez más el juego de los partidos patronales: combaten a los emblemas políticos peronistas que representan una competencia en la disputa por el poder, pero endiosan al peronismo, que desde hace 75 años es el garante del statu quo.
Porque si miramos la realidad de frente, el criminal Perón, creador de la Triple A, gestor e impulsor de la Operación Cóndor y cómplice de la masacre de Rincón Bomba, y su mujer Evita, organizadora de la asistencia social como meta de los desposeídos y de la lápida organizativa de los trabajadores, la burocracia sindical, han sido infinitamente más nocivos para los argentinos.
No por nada los otros partidos del sistema impugnan ásperamente a los rivales de carne y hueso peronistas, pero cuando se refieren a Perón y Evita lloriquean que estos renacieran “se morirían de nuevo”, o “sacarían a patadas” a quienes los representan ahora, como si el Primer Trabajador y la Jefa Espiritual de la Nación fueran los paradigmas eternos de todas las virtudes.