El responsable de la Fiscalía Federal N°1 de San Isidro, Matías Di Lello, solicitó el sobreseimiento de Pedro Ezequiel Di Biasi, un joven de la ciudad bonaerense de Tapalqué que era investigado por la jueza federal Sandra Arroyo Salgado por haberle enviado mensajes de texto, en supuesto tono amenazante, al ex ministro de Educación de la Nación y candidato a senador nacional por Cambiemos, Esteban Bullrich.
La investigación
El 18 de agosto pasado, cuando llegaba al aeropuerto de San Fernando, Bullrich denunció ante el comisario de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro, que desde las 8.30 de la mañana de ese día había recibido mensajes de texto, vía la aplicación de mensajería WhatsApp, de tono amenazante. Los mismos consistían en la fotografía de una pierna y una mano empuñando un arma de fuego, y una serie de textos que concluía con la frase “pedazo de gil contesta y deci quien sos … o tenes miedo?” (sic).
Dado que los mensajes tenían apariencia amenazante y fueron recibidos unos días después de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), la jueza Arroyo Salgado entendió que las circunstancias ameritaban el urgente inicio de una investigación penal, por lo que puso en conocimiento a la fiscalía y ordenó una serie de medidas de investigación a fin de individualizar al responsable. Así, ordenó la intervención del teléfono de la víctima y del abonado desde el que se enviaron los mensajes.
Ello permitió determinar que el celular pertenecía a la empresa Claro y que la línea se encontraba registrada a nombre de una mujer, que vivía en la localidad bonaerense de Tapalqué junto a su hijo, Pedro Ezequiel Di Biasi. De este modo, la jueza dispuso tareas de investigación sobre el domicilio.
En su indagatoria, el joven admitió haber enviado los mensajes al teléfono de Bullrich, aunque aseguró que no lo hizo con la intención de amenazarlo, sino que se trató de un malentendido, producto de los celos que tenía respecto a su novia.
El 25 de agosto –no lo hizo antes por encontrarse de viaje- el candidato Bullrich brindó su testimonio ante la jueza, reiteró lo denunciado ante la DDI de San Isidro y aclaró que no recibió más mensajes intimidatorios ni llamadas amenazantes, por lo que entendía que no había motivos para suponer que su vida o su integridad física o la de su familia, se encontraran en peligro. Asimismo, refirió haber visitado la ciudad de Azul, entre julio y agosto pasado, pero que nunca notó conflicto alguno que motivara los mensajes, como que tampoco conocía a Di Biasi o su madre. En dicha oportunidad también manifestó que el número de celular donde recibió los mensajes era de carácter público, ya que lo había publicado en redes sociales.
Allanamiento, detención e indagatoria
Individualizado el presunto autor de los mensajes, la jueza dispuso el allanamiento de la vivienda de Di Biasi, donde se incautó el teléfono celular desde el que se enviaron los mensajes, otros cuatro equipos y una notebook, al tiempo que se detuvo al joven, de 18 años.
La defensa de Di Biasi postuló su excarcelación, lo cual fue apoyado por el fiscal Di Lello, aunque la titular del Juzgado Federal N°1 de San Isidro denegó el pedido y mantuvo la detención del imputado.
En su declaración indagatoria, Di Biasi admitió haber enviado los mensajes al teléfono de Bullrich, aunque no lo hizo con la intención de amenazarlo, sino que se trató de un malentendido, producto de los celos que tenía respecto a su novia.
Así, el joven explicó que un día le revisó el celular a su pareja –con la que tiene una hija de 2 años- y encontró el número de teléfono de Bullrich, aunque agendado como “Kaja”. Al preguntarle sobre ese contacto, la mujer refirió que lo había guardado a pedido de su madre. Con la sospecha de que podía tratarse de un amante, Di Biasi copió el número para averiguar quién era. Tras ello, el 18 de agosto, llamó varias veces –sin obtener respuesta- y luego decidió enviar los mensajes de texto.
Tal circunstancia fue corroborada por los especialistas de la División Delitos Tecnológicos de la Policía Federal, como así también por la novia de Di Biasi y la madre de ésta. Asimismo, en relación a la foto del arma, el joven sostuvo que esa imagen la sacó una vez en la casa de un amigo, y que la misma no funciona.
Sobreseimiento
Ahora, en base a los testimonios y pruebas recabados en la pesquisa, el fiscal Di Lello consideró que Di Biasi debía ser sobreseído, puesto que “no se advierten en autos elementos para atribuirle a Di Biasi ilícito alguno, pues tal como ha sido mencionado, no se encuentran presentes los elementos del tipo penal previsto y reprimido en al art. 149 bis, primer párrafo del C.P.”, que configuran el delito de amenazas.
En su presentación, el representante del Ministerio Público Fiscal consignó que “una amenaza, para ser tal, debe tener visos o apariencias de veracidad y ser idóneas para hacer peligrar la libertad de decisión y el sentimiento de tranquilidad; extremos que de ningún modo podían ser alcanzados por la conducta de Di Biasi, pues el nombrado ni siquiera sabía a quién le estaban siendo dirigidos los mensajes, y por lo tanto mucho menos que podría considerar que los mismos podían llegar a tener algún grado de posibilidad de alcanzar tales fines”.
En tal sentido consideró que “el actuar de Di Biasi se encontró motivado únicamente por sus celos y que ello lo motivó a que intente alejar a un supuesto amante, y no de alarmar o amedrentar a Esteban Bullrich, pues de haber sido así claro es que hubiese intentado ocultar su identidad para no ser descubierto, máxime si se tiene en cuenta que el destinatario era un ex Ministro de Educación de la Nación, actual candidato a senador; lo cual no hizo, ya que los envió desde su propio teléfono, lo que lo convirtió en una persona fácilmente rastreable”.
También, el fiscal Di Lello señaló que “con el devenir de los sucesos se pudo establecer que en realidad tal intimidación no llegó a tener tal connotación, lo cual además se encuentra comprobado no sólo con los elementos de prueba reunidos a lo largo de toda la investigación, sino que también a partir de no sólo lo manifestado por el propio Esteban Bullrich al momento de ratificar su denuncia muchos días después –con la investigación ya en plena etapa probatoria-, en tanto que luego de afirmar que no había vuelto a recibir ningún tipo de mensajes de tenor amenazante, entendió también que su integridad física como así también la de su familia, no corrían riesgo alguno”.
Como corolario de su presentación, el representante del Ministerio Público Fiscal sostuvo que las circunstancias del caso permiten “determinar la ausencia del dolo que exige la figura –en cuanto al aspecto subjetivo de su obrar- siendo también que por los argumentos vertidos en los párrafos anteriores se advierte la ausencia de los elementos objetivos que el tipo exige, a la luz de extensa jurisprudencia y doctrina que existe en la materia”.
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