Es el único equipo de fútbol de Latinoamérica que tiene una escuela exclusiva para sus jugadores. Los chicos de las divisiones inferiores tienen la responsabilidad de estudiar.
Pinceladas rojas y blancas comparten espacio con los colores patrios. El escudo de Estudiantes de La Plata convive con un póster de José de San Martín. De golpe, a las 14.10, comienzan a llegar los alumnos: son los futbolistas de las categorías juveniles que ya entrenaron, almorzaron y están listos para estudiar.
El Pincha puede estar orgulloso: es el único club de fútbol de América Latina que dispone de un colegio para sus jugadores. Se trata de un bachillerato correspondiente al Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, que les permite a los chicos continuar con su aprendizaje formal. Esta iniciativa, pionera y vanguardista, transita su tercer año. Entre 2015 y 2016 Estudiantes entregó 70 títulos secundarios a sus jugadores y en la actualidad asisten otros 150.
“El proyecto surgió porque creemos que los jugadores de nuestras inferiores deben tener la posibilidad de finalizar la secundaria. Para nosotros, esta escuela, fue un paso fundamental para la formación del profesional y sobre todo de la persona. Hacemos un trabajo importante en la contención y los ayudamos para que puedan terminar”, cuenta Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes.
Para que esta idea se cristalizara, el club platense debió adaptar su estructura: abrió un comedor para que los futbolistas/alumnos coman antes de entrar al colegio y trasladó todos los entrenamientos a la mañana para que la tarde esté disponible para el estudio.
Sebastián Turner, vicedirector de la escuela y a cargo de este bachillerato, no duda en afirmar la trascendencia que tiene esta iniciativa: “La educación es un derecho y la idea es facilitarle el acceso a los chicos del club. Estudiantes lo ve como una inversión y no como un gasto. Algunos llegarán a primera y otros no, pero la intención es formar a todos como persona”.
«La deserción en el fútbol juvenil en el país es altísima en contraposición al bajísimo porcentaje de jugadores que llegan a primera: los chicos pasan casi diez años en un equipo y la mayoría se va con las manos vacías. Eso es lo que Estudiantes quiere cambiar. Creemos que los clubes deben hacerse responsables de educar a sus futbolistas”, asegura Turner, principal directivo del bachillerato.
Los jugadores de las categorías juveniles del equipo platense deben estudiar. Eso no se negocia. Pueden hacerlo en el colegio del Pincha o en cualquier otro, pero tienen la responsabilidad de finalizar la secundaria. Los de primera división, en cambio, tienen la posibilidad pero ya depende de ellos; Iván Gómez, del plantel superior, transita ese desafío. ¿Qué pasa si un futbolista queda libre y debe buscar otro equipo? Puede seguir estudiando en el bachillerato del Pincha hasta finalizar.
“Nos da orgullo haber quebrado ese mito de que el fútbol y la educación eran incompatibles”, confiesa el vicedirector, y agrega: “Más allá de que es un honor que seamos los únicos, nos gustaría que Estudiantes no sea una isla y que este proyecto se replique en otros equipos. El fútbol siempre vio al estudio como un obstáculo y el discurso era que iban por lugares separados. Yo no pienso que sea así: para mí, cuando están en la escuela, están haciendo doble turno”.
Un rato en el edificio alcanza para comprobar que los chicos están felices. Si bien galopan detrás de un sueño, el de ser futbolista profesional, comprendieron que su formación integral es tan importante como el entrenamiento.
“Para mí este colegio significa muchísimo. Me da la oportunidad de tener un título secundario y con la comodidad de conseguirlo en el mismo club. Además, es excelente. El club me da una mano gigante para mi vida”, expresa Bautista Kociubinski, jugador de la séptima división de Estudiantes y alumno de la escuela.
Otro dato interesante: el ajedrez se hizo furor en la escuela al punto de que se organizó un torneo y se inscribieron más de la mitad de los estudiantes. Para el futuro cercano hay nuevas ideas y proyectos, como por ejemplo cursos para que el estudio continúe más allá de la secundaria.
“Tratamos de formar personas y a la vez colaboramos para que el fútbol se viva de una manera más educada y menos violenta”, afirma el vicedirector, tan convencido como orgulloso.
Está claro. Estudiantes de La Plata le hace honor a su nombre.
Otra iniciativa para destacar
El valor de la educación también aparece en los más chiquitos. Los formadores del fútbol infantil de Estudiantes desarrollaron una metodología de entrenamiento, denominada “Formando Valores”, con el objetivo de entrenar valores a través del deporte (como por ejemplo, la solidaridad y el compañerismo). La intención es vincular la práctica futbolística, de manera profunda y concreta, con la educación y la formación de la persona.