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Salud suma insumos para diabéticos y aconseja cómo cuidarse en verano

La enfermedad afecta a uno de cada diez argentinos, pero la mitad no lo sabe porque en sus primeras fases no da síntomas. Acarrea riesgos cardiovasculares, renales, de amputaciones y visuales. En verano hay que prestar especial cuidado a las heridas en los pies y, en algunos casos, modificar las dosis de medicación. Advierten que por los malos hábitos, es cada vez más frecuente en jóvenes.

En el Día Mundial de la Diabetes el ministerio de Salud bonaerense ofreció una serie de recomendaciones para que los diabéticos sepan cómo sobrellevar el verano sin sobresaltos y anunció que, en 2018, las 47 mil personas que reciben tratamiento de la Provincia tendrán acceso a nuevos y mejores insumos y medicación.

En concreto, en lugar de entregar los antiguos frascos ampolla para la aplicación de insulina, la cartera sanitaria comenzó el proceso de compra de las nuevas “lapiceras” NPH, que sirven para aplicar insulina con mayor precisión en las dosis. “Ya empezamos a entregarlas a los niños y adolescentes, que son quienes sufre la diabetes tipo 1”, explicó Gabriel González, director provincial de Programas Sanitarios del ministerio que conduce Andrés Scarsi. Y agregó que ya se trabaja en la producción pública de medicamentos para la diabetes en el Instituto Biológico, donde se fabrican tres medicinas de primera línea recomendada por la OMS.

La diabetes es el tercer factor de riesgo en importancia como causa de enfermedad y muerte debido a que conlleva un notable aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. “En Argentina se calcula que afecta a una de cada diez personas”, precisó González, quien tiene bajo su órbita al Prodiaba, el programa que se ocupa de la prevención, diagnóstico y tratamiento de los diabéticos de la Provincia, en especial, de aquellos que no cuentan con cobertura de obra social. El funcionario dijo que hoy son 47 mil los registrados, pero que prevén sumar “al menos otros 20 mil beneficiarios durante 2018”.

Desde la cartera sanitaria advierten que la diabetes es una de las enfermedades más comunes de estos tiempos, con más de 3 millones de afectados en el país. Su exponencial crecimiento se relaciona con hábitos insalubres, como el sedentarismo, la dieta rica en grasas y azúcares y su consecuente sobrepeso u obesidad.

Hay una diabetes propia de la infancia y juventud y otra que se dispara en el embarazo. Pero la más frecuente porque está gatillada por los hábitos insanos es la tipo 2, “que suele comenzar después de los 40 años, sin embargo, en los últimos años vemos que crece entre los jóvenes y adolescentes como consecuencia del sobrepeso, la obesidad, la mala alimentación y el sedentarismo”, advirtió González.

CUIDADOS ESTIVALES

Los especialistas del Prodiaba explicaron que las personas con diabetes deben tener mayores cuidados durante el verano porque el calor puede provocar, entre otras cosas, deshidratación, e influir en la absorción de las insulinas, con el riesgo de que se disparen peligrosamente los valores de azúcar en sangre.

Si la persona diabética cambia el tipo o la frecuencia de la alimentación o la actividad física en los meses cálidos, deberá comentárselo a su médico, porque es posible que requiera modificaciones acordes en el tratamiento farmacológico.

Cuando los diabéticos no están bien tratados sufren un mayor riesgo de perder sensibilidad al dolor y al calor en sus pies. Por eso, viven expuestos a infecciones, ulceraciones y, como corolario, a las temidas amputaciones. Por lo tanto, los especialistas insisten en que durante los meses de calor es vital para prevenir lastimaduras, que los diabéticos no caminen descalzos.

Conviene que eviten las ojotas y que utilicen un calzado que cubra mejor sus pies. Incluso que les coloquen protector solar, para evitar posibles lesiones causadas por el sol y que mantengan el hábito de revisarlos a diario.

Antes de calzarse, deben observar no hayan quedado dentro de las zapatillas o zapatos piedritas o arena que puedan raspar o lastimar la piel. Finalmente, en cuanto a la medicación, los referentes del Prodiaba recomendaron no guardar al sol la insulina o los medicamentos orales para la diabetes, porque los cambios de temperaturas pueden afectarlos. Si se viaja en avión, nunca hay que despachar la insulina. En cambio, es preciso llevarla a mano en una conservadora portátil, a temperatura de entre 2 y 8 grados, sin contacto directo con hielo o gel refrigerante.

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